El fin de año más activo de mi vida

Normalmente, el fin de año en casa es una de las épocas más tranquilas (por no decir que de más pereza) en casa. No platicamos, no salimos, no compartimos momentos memorables ni mucho menos; más bien nos dedicamos a ignorarnos, Kit y yo nos la pasamos viento tv o platicando, ayudamos cuando nos lo piden y ya. En Navidad vamos a casa de mis padrinos y seguimos con la misma tranquilidad, el alcohol no los alborota, no hay escándalo mi música estridente, no hay promesas ni abrazos ebrios, simplemente disfrutamos de la compañía junto a una buena plática de vez en cuando mientras la mitad de la familia cena en la mesa, la otra mitad (que normalmente se compone de los que no pasamos de 30 años) se queda en la sala contemplando cualquier cosa que esté en el televisor, ya sea programa, película, video.... Hasta que dan las 12. Es entonces cuando las tías unen a toda la familia para que las acompañemos (por lo menos físicamente) en sus rezos y otras "divertidas" costumbres, como arrullar al niño, pedir posada, seguido de los abrazos, los buenos deseos, etc... Terminando todo eso, seguimos cada quien a los suyo, siguen cenando, sirven ponche, buñuelos o cualquier cosa para tenernos entretenidos hasta que llega la hora de irnos que es aproxiamadamente a las 3 ó 4 de la madrugada, en la que ya casi todo el mundo está somnoliento y sólo quieren llegar a casa para quitarse todo el cansancio acumulado durante el día en que seguramente prepararon todo su ritual de cena y arreglo personal...

Si, suena aburrido, bastante diría yo, pero lo único que puedo escribir es que a pesar de todo lo inactivo que pueda parecer, o toda la hueva que puede provocar, siempre había un elemento, un algo en esa reunión que provocara que se sintiera cierto calor anti-grinch, esa casa estaba inundada de cariño y respeto, es posible que parezca aburrido el no ponerse hasta la madre y dedicar canciones al aire, pero es muy gratificante el sentir que cuando en esa casa se dicen: -te quiero-, es por que lo sienten, o por lo menos yo sí lo sentía, y eso era lo que le daba un poco de significado a esa noche.

Este año hubo cambios, cambios completamente inesperados que provocaron un giro este fin de año... En Junio del año pasado, la anfitriona de la casa en la que siempre se celebran fechas importantes, falleció. Ella era mi tía, mi madrina más bien; con ella siempre hubo una conexión muy especial puesto que no sólo era sangre lo que nos unía, sino un profundo cariño, que hasta ahora todavía se siente en el aire. Pero en fin, esta Navidad la celebramos en el mismo lugar; Kit y yo sabíamos que podía ser un poco tenso por que todo seguía siendo muy reciente y la tristeza estaba muy lejos de desvanecerce.

La noche del 24 llegó, nos preparamos para salir y un rato depués llegamos al lugar donde la celebración ya había empezado... casi todo fué igual, excepto que esta vez hubo más tristeza de la esperada.

El día después de tan maravillosa reunión, Kit y yo nos quedamos en Narnia sólo viendo pelis en pj por que después Kit debía regresar a su casa para continuar celebrando su fin de año. Sin embargo algo inesperado pasó: mis padres me dejaron irme con ella para regresar hasta la víspera de fin de año!

Sin lugar a dudas, este fin de año fué muy distinto comparado con los que componen mi pasado. Tuve la oportunidad de ver a mis amigos entre ellos Max y Mister M con el que me quedé en su casa bebiendo por el fin de año y platicando hasta las 7am del siguiente día. Salimos, nos divertimos, platicamos, nos burlamos, nos aconsejamos, saltamos del metrobus, fuimos a pink zone, a Coyoacán, cantamos, reimos, ligamos.... Hacía tanto que no me divertía así que ese lapso de tiempo me hizo sentir verdaderamente viva.

El 30 me quedé con Kit y no ví a nadie más, quise quedarme con ella, mi familia, antes de volver a la locura del siguiente año en Narnia y fué bastante entretenido, nos quedamos en su casa viendo unas series, después fuimos a Coyo, comimos, fuimos por unas pelis y unos libros al sótano para empezar el año con nuevas adquisiciones y terminamos en plaza para ver La Brujula Dorada (aunque sea clasificación A y yo ya tenga 20 años me pareció bastante entretenida y muy interesnte).

Al día siguiente, dejamos todo en orden y regresamos la locura... Pero este fin de año jamás podrán borralo de mi memoria, así como tampoco la sonrisa involuntaria que se asoma en mis labios cada vez que lo recuerdo.