Woke up feeling blue...

Ah, pues si, esto no es efecto del tan deseado 14 de Febrero, que por cierto, estuvo más decente de lo que me esperaba. No, esto no tuvo que ver con eso, sino más bien, me desperté con la ansiedad que ya casi no reconocía en mi, producto de sentimientos a los que estaba acostumbrada y que sin embargo ya no me causaban tantos efectos.

Somos curiosos, los humanos, se supone que nunca queremos sufrir, nunca queremos estar tristes, siempre queremos tener una sonrisota en la cara y que todos nuestros sueños se hagan realidad... si, muy bonito el cuadro que pintamos, pero entonces, me pregunto, porqué siempre nos estamos amarrando a una misma cosa que se la pasa amargándonos la existencia?

Bueno, qué les puedo decir? Yo no soy muy diferente. Admito que me condicioné a mis propios sentimientos, de los cuales traté de huir (sin éxito of course), pero por alguna razón de la vida, eso me hizo sentir un poco mejor, desfasarme de las cosas que me hacían daño e imaginarme que ya habían pasado y que ya era época de avanzar, al fin y al cabo, cuánto tiempo tardamos en curar?

Pero, como supongo, ya habrán adivinado, eso me sirvió sólo por un rato, así que sólo necesité de vuelta uno de los recuerdos que tenía semi-enterrados para que todo volviera a pertenecer a la misma realidad en la que casualmente yo también habito.

Por supuesto que también me tocó la suerte de que los momentos en los que me siento así, normalmente vienen en paquete, por lo que me toca librar batalla con varias chaquetas mentales a la vez y no perder la maldita cabeza en el intento.

Aún así, aún a pesar de tanta cosa pesada y de tanta chaqueta, de las cuales próximamente habrá varias y variadas entradas, por más bizarro que suene, esto es lo que provoca ese estallido en mi interior llamado vida, porque como dicen por ahi, sentirme infinitamente triste, me hace sentir más viva que nunca.

Más allá de lo que puede ser considerado amor a la chaquetería mental por sí sola, hace algún tiempo vi con Kit una película bastante buena que por lo menos a todos en la sala de cine nos mantuvo con un buen nivel de carcajadas, se llama Little Miss Sunshine.
Esta peli, fuera del ejercicio facial me dejó unas palabras muy importantes que fueron citadas en una escena donde un adolescente le dice a su tío que le gustaría que esa etapa pasara pronto, llegar a la maduréz y ahorrarse todos los problemas; fué entonces cuando su tío le dijo citando a Rilke: Tuve buenos y malos momentos en mi vida, momentos en los que fuí felíz y momentos en los que fuí muy infelíz y yo quería que éstos últimos no exitieran, pero mucho tiempo después me dí cuenta que cuando fuí felíz no aprendí absolutamente nada, por que era felíz, y sin embargo, los momentos en los que fuí infelíz me hicieron ser quien soy. Bravo.