Towards the light

De antemano me disculpo por las entradas tan fumadas que estoy publicando, pero deberàn comprender mis queridos lectores, que lo que nos hace complejos es precisamente que no todo el tiempo somos los mismos de siempre...



Caminar en una ciudad que tiene formas extrañas de atraparte y que en ocasiones se torna gris me hace sentir màs viva que nunca, el notar que la vida es tan tornasol como sus fantasmas.



Pasear entre estas atestadas calles, detenerme un momento, en cualquier lugar del tumulto a contemplar los miles de rostros que pasan a diario, sumergidos en sus propios pensamientos es de una belleza tal, que es digna de ser contemplada con verdadera admiraciòn, no por la interrogante que està marcada en la frente de cada uno, sino por transportarnos de manera gratuita a un mundo nuevo, en donde esta persona ha sido la protagonista del drama o la comedia de su vida.



En què lugar, en cuàl instante radican tanto la magia como el misterio de cada uno? No lo sè, lo ùnico que noto es que en cada rostro habitan varios seres y que cada uno cuenta una historia distinta y que al unirlos forman a esa nueva incògnita que se ha formado exclusivamente para ser admirado y ser considerado la nueva Ithaca de carne ante nuestros ojos.



Contemplar esa vida que recorre cada milìmetro de cada uno de esos rostros provoca en mi un sin fin de sentimientos que no encuentra otra salida màs que los còdigos de siempre que son impresos con tinta en una simple hoja de papel. Es por eso que el escribir es tan liberador, el escribir es como exorcisarnos, para desintoxicarnos, escribir para que nuestros sueños y anhelos tomen forma, para descubrir algunas màscaras y despuès prenderles fuego, para percibir esa liberaciòn que nos da el destruir el sìmbolo que representa la fragilidad de nuestros sentimientos...